"Rompe Ralph": Puños de Algodón

Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
--------------------   
Vuelve la Disney con la que es su enésima película de animación, género de referencia que durante tantos años la ha hecho grande, pero que desde hace una década aproximadamente le ha valido más críticas que halagos. Desde el ya lejano estreno de “Lilo & Stitch” en el 2002 (aunque anteriormente ya se habían estrenado películas de escasa relevancia), la compañía del ratón ha sido incapaz de dar con la tecla que antaño, era capaz de convertir sus películas en obras imperecederas. Buena culpa de ello lo tiene Pixar, que en la primera década de este tercer milenio, ha tomado el relevo de la Disney (con la cual está asociada) poniendo al día el género de la animación y pariendo a consecuencia obras antológicas como “Ratatouille”, “Monstruos SA”,  Wall-E” o “Los Increíbles”. La sombra que ha generado la empresa fundada por Steve Jobs y John Lasseter, ha terminado por fundir los fusibles a la vieja Disney (e incluso últimamente a la propia Pixar) que desde entonces vaga por un desierto que no parece terminar nunca.

Lo intenta, pero el pasado pesa mucho. No solo Pixar tiene la culpa de esta situación, sino también la propia Disney que ha sido incapaz de evolucionar e innovar en sus producciones. En los últimos años la compañía se ha hartado de tirar de sus películas insignia para lanzar deleznables segundas y terceras partes, a la vez que seguía realizando obras con sabor añejo de princesas muy modernas pero que siempre terminan en el altar. Sabe la compañía de su problema, pero hasta el momento todos los intentos por resultar innovadores han resultado ser a la larga infructuosos. Superficialmente se muestran como algo novedoso y rompedor, pero el trasfondo sigue siendo el mismo de siempre. La mona vestida de seda.

Con la promoción de “Rompe Ralph” se ha llevado esta regla hasta sus últimas consecuencias. Se ha generado una expectativa y la creencia de que, por fin, Disney iba a ser capaz de cortar con su pasado y construir un producto innovador y original. “Rompe Ralph” cuenta la historia del villano de una recreativa que harto de ser siempre el malo, deja de aceptar su rol en el videojuego y escapa para buscar la manera de ser el héroe por un día. Pero no ha sido el argumento de “Rompe Ralph” lo que ha generado estas altas expectativas arriba comentadas. Todo eso lo ha conseguido una imagen. Un simple fotograma donde se puede ver al protagonista de la película en una terapia de grupo, rodeado de conocidos villanos de famosos videojuegos. Desde el lanzamiento de esta imagen, “Rompe Ralph” se ganó instantáneamente la etiqueta de rompedora (nunca mejor dicho).

Seamos claros. “Rompe Ralph” no va a descubrir América. Es una buena película de animación, irregularmente entretenida y que ni de lejos alcanza esas inexplicables expectativas generadas. Se nota un serio intento de mejora respecto a otros trabajos más recientes de la compañía. Destacan por encima de todo tanto la introducción como el cierre de la película donde conocemos las reflexiones de Ralph frente a sus compañeros de terapia. Entremedias tenemos una película pasable, que sufre una importante falta de intensidad hacia la mitad del metraje, pero que recupera poco a poco hasta un clímax final que aunque poco novedoso, es correcto y de bastante potencia. Son destacables el mundo virtual que une a las recreativas (influencia de “Monstruos S.A.”) así como la “inteligencia artificial” de los personajes (a modo “Toy Story”). Son buenos los detalles de la desconexión, los elementos retro de algunos personajes (los píxeles o los movimientos a golpes) y, por supuesto, todos los guiños y referencias que a lo largo de la película se hacen a múltiples videojuegos. Pero con “Rompe Ralph” pasa lo mismo que con “Up”. Cuentan con unos primeros veinte minutos de delicia, pero a partir de ahí ambas pierden fuelle y se vulgarizan para narrar historias convencionales.  

No es creíble la relación amorosa que se desarrolla en la película. Parece metida a la fuerza en el guión, cuando perfectamente se podría haber prescindido de ella. Carece de una evolución sensata y parece que ocurre porque sí. No se han molestado en crear un mínimo desarrollo en la atracción que se crea entre los personajes (como ocurre en otras tantas películas del género y dirigidas al mismo grupo de público). Eso sí, como era previsible, y aunque la protagonista en este caso no sea una princesa sino una mujer salvaje, fría e independiente, al final todo termina en boda. Innecesaria marca de la casa que muestra el lado más retrógrado de la Disney.

Ya se ha confirmado el inicio de la producción de la segunda parte de “Rompe Ralph”. Conociendo el reciente historial de la compañía en este aspecto, sería muy de desear que dejaran las cosas como están. Si la película de por sí ya es bastante normalita, una segunda parte, habiendo perdido el factor sorpresa (que ha sido la principal baza de este trabajo) seguramente sea un estropicio (y sino ahí está el ejemplo de la Dreamwoks con las secuelas de “Shrek”). Y por meter un poco el dedo en el ojo es menester hablar de la moraleja de la película. La conclusión inocente de “Rompe Ralph” sería la importancia de aceptarse a uno mismo tal como se es. A estar conforme con el lugar de uno en el mundo y a vivir la vida día a día. Y luego está la conclusión del adoctrinamiento. Acepta lo que eres y no aspires a otra cosa en tu vida. Acepta el régimen establecido y ocupa tu lugar sin rechistar. Si quieres, te damos una palmadita en la espalda, pero no se te ocurra dejar tu puesto. Y no es una moraleja que me esté aquí inventando. En la propia película, el llamado “Credo de los Malos” lo secunda punto por punto y al final, hasta el “rebelde” Ralph, acaba aceptándolo.

Soy un malo,
Y eso es bueno.
Jamás seré bueno
Y eso no es malo
No lo cambiaría por nada

Pero oigan. Que no hagan caso. Que es una película para niños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario