Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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Desde que Tarantino se consagrara con sus dos primeras e insuperables películas “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”, el conocido director de Tennessee ha hecho lo que le ha dado la gana. Con estas dos obras demostró de lo que era capaz y desde entonces nunca ha pretendido hacer algo semejante. Con la fama ganada y con un incondicional grupo de seguidores (y detractores) detrás suyo, Tarantino se ha dedicado ha tocar todos aquellos géneros que le apasionan aplicándoles siempre su inconfundible sello personal. Grandes obras artísticas, potentemente visuales, apoyadas siempre por reconocidos actores y músicas magníficamente elegidas. Trabajos esmeradamente cuidados al servicio de una historia. Porque lo que hace Tarantino es contar historias. Sus últimas dos obras, sin embargo, a pesar de ser magníficos productos de entretenimiento, dejan la sensación de que su director, por la razón que sea, está perdiendo la redondez que albergaban sus películas. Algunos lo llaman decadencia (¡como gusta esa palabra!), pero quizás sería más apropiado hablar de un acomodamiento.
Con visionar los primeros 60-70 minutos de “Kill Bill: volumen 2” (a título personal, una de las mejores horas de todo el cine en general) nos podemos hacer una idea de la capacidad de Tarantino para contar historias. Un cuidadísimo desarrollo de la trama, el mantenimiento constante de la tensión, desarrollo creíble de los personajes (e identificación con ellos), el perfecto uso de la música como apoyo en el desarrollo de la trama y el alcance del clímax... y por supuesto los diálogos. Estos elementos presentes son aspectos básicos en el cine de Tarantino, bien presentes en las dos primeras obras anteriormente citadas y llevadas al límite en esta comentada sección de “Kill Bill”. Sin embargo, a partir de “Inglorious Basterds” y más destacadamente en “Django Unchained”, da la sensación de que estas características, sin bien claramente presentes, carecen de la contundencia que poseían en anteriores obras del director.
“Inglorious Basterds” es Christoph Waltz. Sin él en pantalla la película baja alarmantemente en revoluciones. De toda la obra bélica, el actor austriaco fue el único capaz de alcanzar y en generar alrededor suyo el característico ambiente de Tarantino (seguramente la escena inicial de la película sea de las mejores secuencias creadas por el director). El resto del trabajo iba y venía con algunos momentos buenos y otros que no lo eran tanto. “Django Unchained” es como una continuación del formato desarrollado en “Inglorious Basterds” pero con todavía menos potencia. La película está estructurada en tres partes: una de presentación donde se crea la alianza entre los dos personajes principales (Jamie Foxx y nuevamente Christoph Waltz); una segunda que se desarrolla en la plantación esclavista; y una tercera donde se traza la venganza. El problema de “Django Unchained” es que el clímax está en esta segunda parte, quedando la conclusión como un epílogo desinflado. Y lo más destacado es que solo en esta parte central se pueden ver las citadas características del cine de Tarantino. Pero sin capacidad de sorpresa. Todos sabemos cómo van a terminar las cosas. Tarantino se ha despachado dos películas con la misma base y sin la capacidad de sorprender. Simplemente se ha acomodado y se ha dedicado a recrearse en lo que más le gusta.
Pero sería de hipócritas pensar que “Django Unchained” podría haber sido otra cosa diferente a lo que es. Desde el momento en que se pudo ver el primer trailer, sabíamos que esta película iba a ser una “tarantinada”. Pura y dura para gozo y disfrute del director y del incondicional espectador. Teniendo esto en cuenta, la obra cumple con creces su cometido. Da lo mínimo esperado y entretiene como pocas (qué don tiene este hombre en mantenerte atento durante todo el metraje). Mejor o peor, Tarantino sabe escribir buenos guiones, sabe como filmarlos y sabe como montarlos para que sean efectivos. Mejor o peor siempre cumple y pocas veces defrauda.
Queda esta crítica hecha dentro del particular mundo que Tarantino se ha creado a lo largo de todos estos años. Si cogemos “Django Unchained” y la comparamos con cualquier película actual, entonces nos encontramos con una de las mejores películas del año. Esto es así. Un Tarantino en “decadencia” siempre será mejor que la gran mayoría de películas que se estrenen a lo largo del año.
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