Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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Aquellos que sigan con cierta regularidad los estrenos de ciencia ficción, recordarán que no hace mucho salió a la luz una película de nombre “In Time” (Andrew Niccol, 2011) que a partir de una curiosa premisa, desarrollaba un escenario futurista donde ricos y pobres vivían en mundos radicalmente opuestos. Mientras los primeros gozaban de la más absoluta opulencia y bienestar; los segundos se consumían en la miseria bajo la constante amenaza de la muerte. Aquella cinta del irregular Niccol (que será eternamente recordado por la maravillosa “Gattaca” (1997) y por escribir el guión de “El Show de Truman” (Peter Weir, 1998)) se derrumbaba por su poca lógica y realismo a la hora de desarrollar una trama que nunca terminaba por atrapar en demasía la atención de espectador.
“Elysium” (Neill Blomkamp, 2013) parte de un escenario social semejante donde el abismo entre ambos grupos es, si cabe, aún mayor. La película nos traslada hasta el año 2159. La Tierra es un planeta sobreexplotado y empobrecido. Las ciudades han degenerado en enormes suburbios superpoblados donde la gente vive en extrema pobreza. Colapsado el planeta, los más ricos han huido y se han establecido en una colosal estación espacial llamada Elysium, donde las clases bajas tienen vetado el acceso. Sin embargo, en busca de una vida mejor y de recursos médicos, muchos se arriesgan en peligrosos viajes que normalmente concluyen en tragedia. Max (Matt Damon), es un habitante del suburbio de Los Ángeles que un día, por accidente, recibe una dosis letal de radiación. Sentenciado a una muerte segura, su única opción para sobrevivir será viajar ilegalmente a Elysium a pesar del riesgo que supone no solo alcanzar la estación, sino conseguir un billete que lo lleve hasta allí.
“Elysium” es el segundo trabajo de Neill Blomkamp, director sudafricano (nacionalizado canadiense) y una de las promesas a seguir dentro del género de la ciencia ficción. Tras cuatro futuristas cortometrajes, sorprendió al público con su ópera prima “Distrito 9” (2009), una peculiar visión del apartheid donde unos extraterrestres son encerrados en un campo de refugiados donde permanecen apartados de la humanidad. Cuatro años después, Blomkamp retoma su género predilecto con una película meramente comercial, pero demostrando que lo de “Distrito 9” no fue una casualidad y que realmente posee un talento innato para crear películas de este tipo. Películas que aunque distan bastante de ser perfectas, poseen un nivel de calidad por encima de la mayoría de cintas de su clase.
Blomkamp es un director que siempre ha intentado dar a sus trabajos un punto de realismo, siendo este uno de los aspectos más atractivos de su trabajo. Es una ciencia ficción sucia, cercana en el tiempo a la actualidad, que presenta tramas que no solo algún día podrían llegar a acontecer, sino que en su esencia, son tan antiguas como la humanidad (racismo, xenofobia, pobreza, inmigración…). “Elysium” es una película que también busca desarrollarse en un ambiente lo más realista posible; quiere hacer creíble la pobreza, la superpoblación y la marginación en la que vive la humanidad. Son aspectos que, sin embargo, no logra transmitir en toda su crudeza (y aquí me remito al ejemplo de la extraordinaria “Hijos de los Hombres” (Alfonso Cuarón, 2006)), pero hay que reconocer el esfuerzo que se ha puesto para lograrlo, algo que no suele ser muy usual.
Más problemas presenta Blomkamp para dar forma a sus historias. Tanto “Elysium” como – sobretodo – su antecesora, parten de unas buenas premisas que, sin embargo, van desinflándose conforme avanza el metraje. Son obras que van de más a menos y que terminan por caer en la estandarización. En el caso que nos toca, contamos con una primera mitad de metraje donde se nos presenta la vida de Max y las características del mundo que le rodea. Se presentan una serie de elementos que funcionan de unas maneras determinadas, así como a un conjunto de personajes que actúan de una u otra manera según sus aspiraciones (trabajadores, marginados, empresarios…).
Sin embargo, llega un momento donde las reglas presentadas dejan de tener efecto. Desde este momento la acción acapara completamente la película. Matt Damon pasa de mortal a superhéroe; hay personajes que pierden su esencia inicial; elementos que con anterioridad presentaban problemas (o se desarrollaban en amplios espacios de tiempo) ahora se resuelven al instante. Toda esta pérdida de lógica de debe a la necesidad de mantener el alto ritmo que la película alcanza hacia su final. Blomkamp no pierde el tiempo en desarrollar las cosas antes de resolverlas, porque esto significaría una ralentización de la acción y, por ende, prefiere trampear la historia antes de mantenerse fiel a su carácter inicial más calmado. Todo esto termina por llevarnos a un final fácil y convencional. Una conclusión amable con el espectador, alejada de todo el drama humano que la película ha intentado transmitir durante su transcurso. No es cuestión de dar un final abiertamente dramático, pero tampoco es buena la suavidad con la que se termina resolviendo.
También podemos encontrar claroscuros en los personajes que pueblan “Elysium”. Tenemos a Max (Matt Damon) como el protagonista central sobre el que gira la historia. Como ya hemos comentado antes – y como es normal en este tipo de películas- es un personaje predestinado a superar todos los obstáculos y a lograr su objetivo por muy adversas que le puedan venir. Es un personaje que, sin embargo, crea empatía pronto con el espectador por la cantidad de perrerías que le ocurren al inicio de la cinta y – también- por su sosegada personalidad. Luego tenemos a Spider (Wagner Moura), personaje tristemente desaprovechado en su papel de hacker y coyote entre la Tierra y Elysium. Aunque en un principio parece ser un individuo con multitud de caras y aristas, conforme avanza la trama se convierte en un ser irrisorio e irreal; lejos de los ambiciosos traficantes de personas que podemos ver cualquier día en cualquier noticiario. El tercer personaje a destacar es Kruger (Sharlto Copley), un psicópata al servicio del gobierno de Elysium que se encarga de resolver aquellos problemas que pueden poner en peligro el bienestar de la estación espacial. Seguramente sea el papel más redondo y atractivo de toda la película. Un personaje que consigue ser desagradable pero tan bien dibujado y constante, que es capaz de ganarse la simpatía del público a pesar de su papel de antagonista. El resto de personajes de la película son meros seres ridículos (incluida una aburrida Jodie Foster) que más que aportar, entorpecen el desarrollo de la cinta.
“Elysium” es una buena película de acción, con tantas virtudes como defectos, pero que en general se puede encuadrar por encima de la gran mayoría de obras del género. Sin embargo, le queda mucho por mejorar a Blomkamp para lograr una obra realmente redonda. Es un director realmente prometedor para la ciencia ficción con ideas realmente interesantes. Si todo va bien, el año que viene tendremos una nueva obra suya en pantalla “Chappie”, una comedia de ciencia ficción basada en su primer cortometraje “Tetra Vaal” (2004). Veremos entonces si Blomkamp se llega a consagrar como uno de los referentes de la ciencia ficción.
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