“El Juego de Ender”: Pasable película. Deficiente adaptación

Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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Casi tres décadas han pasado desde que Orson Scott Card escribiera la que es una de las mejores y más complejas novelas de ciencia ficción: “El Juego de Ender”. Lanzada en el año 1985, la obra de Card se ganó rápidamente el favor de público y crítica, obteniendo los dos premios más prestigiosos que se otorgan a la literatura fantástica y de ciencia ficción: el Nébula (1985) y el Hugo (1986). Dicha obra cuenta el adiestramiento militar de un niño destinado a comandar la flota espacial con la que se pretende aniquilar la amenaza de los Insectores, una especie alienígena que en el pasado intentó colonizar el Planeta Tierra.

Han sido varias las ocasiones en las que se ha intentado llevar a “El Juego de Ender” a la gran pantalla. El último intento ocurrió hace apenas unos años, cuando la Warner Bros estuvo a punto de sacar el proyecto adelante bajo la dirección del alemán Wolfgang Petersen (al que se puede recordar por películas como “La Historia Interminable” (1984), “Air Force One” (1997) o “Troya” (2004)). El proyecto se canceló en el 2008 – al parecer- debido al excesivo presupuesto que requería la cinta. Expirada la relación alcanzada entre la Warner y Card, el escritor americano anunció en su página web un nuevo acuerdo con la productora independiente Odd Lot Entertainment que dio la batuta de la dirección a Gabin Hood.

Cuestiones monetarias aparte, la principal razón para que una novela de tanto éxito haya tardado tanto en adaptarse, se ha debido a las continuas reticencias de Card por vender los derechos de la película y la adaptación del guión. El mismo autor ha asegurado reiteradas veces que a lo largo de los años 80 y 90 rechazó ofertas de Hollywood por desacuerdos en la distribución y el guión. Estas desavenencias, llevarían a Card a escribir personalmente un primer guión donde se omitía por completo la trama paralela de Peter y Valentine. Tras la ruptura con la Warner, Card volvió a reescribirlo desde cero contando además con la colaboración de Gabin Hood.

Han sido muchos los lectores de la novela – entre los que me incluyo- que se han llevado las manos a la cabeza desde que se supo de la adaptación de la misma. Es evidente que la obra de Card presenta una serie de elementos idóneos para generar un espectáculo visual extraordinario; pero también cuenta con un amplio desarrollo psicológico y filosófico alrededor de sus personajes e historia, que es realmente lo que la hace grande. Parte del temor de los lectores estaba en cómo se plasmaría esta parte fundamental, o si bien, se quedaría en el tintero primando únicamente la acción y el espectáculo. El resultado final se puede resumir así: como película, “El Juego de Ender”, resulta un simple pero efectivo producto de entretenimiento y ciencia ficción. Como adaptación, sin embargo, apenas consigue arañar la superficie.

No es una sorpresa. “El Juego de Ender” es una obra demasiado amplia y compleja como para hacer una película de ella. Partiendo de esta excusa, Hollywood ha creado una cinta que solo recoge (y de manera muy escueta) la trama principal donde recae toda la acción y a partir de la cual ha podido generar todo un espectáculo visual de primer nivel. Pero como temíamos – y a pesar de la antes comentada reescritura del guión que el propio Card hizo- la trama de Peter y Valentine (los hermanos de Ender) y su particular toma del poder de la opinión pública a través de sus alter-ego Locke y Demóstenes, ha quedado excluida de la cinta. De un plumazo, dos de los personajes más importantes e interesantes de la novela son reducidos a meros monigotes con una presencia en la película meramente testimonial y vacua.

El problema es que esta simpleza se extiende a la gran mayoría de los secundarios. Personajes fundamentales en el devenir y desarrollo de Ender, como son Petra, Bean o Mazer Rackham, apenas son desarrollados, presentándolos con caracteres muy simples y básicos. Algo extensible a unas conversaciones e interacciones realmente irrisorias. Todo esta falta de profundidad de los personajes se debe a la necesidad de acotar una trama que en el libro esta cuidadosamente desarrollada y que si se hubiera plasmado como tal, provocaría un grave ralentizamiento en la acción de la película; algo impensable – a pesar de que ganaría muchos enteros- en un trabajo prefabricado cuyo destino es el entretenimiento y el espectáculo pirotécnico.

Creo recordar que el Ender del libro era un personaje que era llevado al extremo tanto por sus tutores como por sus compañeros. Se encontraba envuelto en un ambiente hostil con la idea de mantenerle alerta constantemente y obtener lo máximo de él. Pero no es esto algo que la película me haga sentir. Presenta, sí, una serie de situaciones con las que se intenta emular el aislamiento y presión a la que se somete al personaje, pero no resulta lo suficientemente convincente en respecto a la obra literaria. El Ender del libro se consume asfixiado por las constantes batallas y la soledad. Es una bajada a los infiernos que se observa conforme van transcurriendo las fases del entrenamiento. El problema es que en la película, estos entrenamientos se reducen a cuatro contados que no permiten desarrollar como es debido el desasosiego que sufre el personaje

Hay, aparte, otro par de aspectos fascinantes en la novela que en la película se pueden antojar ciertamente confusos. Uno es la ambigüedad con la que se trata la existencia de los Insectores. Aquellos que se hayan leído la obra de Card, recordarán que conforme se iba avanzando en la trama, uno se empezaba a preguntar si realmente la amenaza de estos seres existía o si realmente todo se trataba de una maquinaria desarrollada sobre una mentira. El otro es el relacionado con el juego onírico al que juega Ender; elemento de gran trascendencia literaria que, sin embargo, no parece encajar adecuadamente en la película debido al poco peso que tiene y a la poca información que se aporta al respecto.

Son muchos los defectos que la película tiene en contraste con la obra en la que se basa, pero desligándola de esta pesada comparativa, “El Juego de Ender” salva los muebles de manera aceptable. Divierte, que es el objetivo primordial con el que ha sido creada y fascina, por el despliegue de efectos especiales con el que se recrean las batallas y los entrenamientos en gravedad cero. Existe, al igual en el libro, un feo anticlímax en los últimos diez minutos que deja abierta la posibilidad de adaptación de “La Voz de los Muertos” (Orson Scott Card, 1986) segundo libro de la Saga de Ender (que hasta la fecha cuenta con once novelas escritas).

No puedo romper una lanza a favor de esta película. Reconozco sus virtudes como blockbuster, pero como adaptación – y a pesar de que el propio escritor haya trabajado en el guión- me parece una auténtica falta de respecto hacia una obra de gran riqueza y trasfondo. “El Juego de Ender”, como muchos nos temíamos, es un producto exclusivamente creado para generar dinero aprovechándose de la fama que tiene la novela homónima. Una adaptación que no hace justicia a una obra imperecedera de la ciencia ficción. Olvídense de la película y léanse el libro.

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