Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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Un poco más de año y medio es lo que los fans de “Los Juegos del Hambre” (Gary Ross, 2012) han tenido que esperar para el estreno de la segunda parte de la saga. Entre medias, el distópico mundo creado por la escritora estadounidense Suzanne Collins se ha convertido en una maravillosa máquina de hacer dinero, a la vez que se generaba una innumerable legión de seguidores incondicionales dispuestos a rasgar sus vestiduras ante cualquier tipo de afrenta su bienquerida trilogía. Algo semejante, recordarán, a lo que ocurría no hace muchos años con el joven aprendiz de mago Harry Potter o con ese engendro de serie televisiva llamada “Lost”. Dejando histerismos aparte, vamos a intentar analizar de forma objetiva lo que podemos encontrar dentro de “En Llamas” (Francis Lawrence, 2013), segunda de las cuatro películas anunciadas para la saga “Los Juegos del Hambre”.
Para aquellos que anden un poco despistados – o aún no se hallan recuperado de la emoción de ver “En Llamas”- haremos bien en recordar que la primera película “Los Juegos del Hambre” nos transportaba al país de Panem, un conjunto de doce distritos sojuzgados al poder totalitario del Capitolio. Este poder central, a modo de castigo por una fallida sublevación, organiza de forma anual una lucha a muerte entre jóvenes procedentes de cada uno de los distritos: son los llamados Juegos del Hambre. Al final de la anterior cinta nos quedamos con la victoria de Katniss Everdeen (Jennifer Lawrence) y Peeta Mellark (Josh Hutcherson), que consiguieron salvar su vida tras engañar al Capitolio. “En Llamas” retoma la historia unos meses después del fin de la primera película. El Capitolio, buscará resarcirse de la afrenta sufrida en los anteriores juegos y dejar claro que no hay espacio para la esperanza.
Existían bastantes dudas por ver cómo se continuaba la historia de Katniss después de una primera película que, si bien correcta, acarreaba una serie de problemas. Estos, recordarán, surgían a partir del inicio de los juegos, donde se realizó una adaptación más libre de la novela, primando una insulsa e irreal relación entre los protagonistas y dejando en el tintero cosas de extrema importancia como – por ejemplo- gran parte de la personalidad de la heroína y a partir de la cual se entendía que sus actos con Peeta no eran sino recursos para sobrevivir. De la misma manera, la ruptura final presente en el libro se evitó por completo en la cinta, decisión que podría plantear problemas a la hora de adaptar la segunda novela.
Así, lo primero que se observa “En Llamas” es el intento de solventar cuanto antes este pequeño inconveniente. Si bien se ha perdido irremediablemente una interesante escena de ruptura (que habría sido un broche más que digno para el primer film), apenas empezada la secuela lo primero que se deja claro es que toda la relación amorosa vista en los anteriores juegos había sido (aparentemente) una actuación de Katniss en pos de su supervivencia. Aunque es un recurso para salir del paso (de hecho se pierde gran parte de la frialdad entre la pareja y que es apreciable en el libro), la jugada resulta lo suficientemente convincente y se consigue así empezar la adaptación de una manera adecuada.
Considerando – aquí hablo desde el punto de vista personal- que el segundo y el tercer libro son bastante inferiores al primero y teniendo en cuenta el considerable aumento y primacía de las escenas amorosas en detrimento del resto de tramas (escenas que en el tercer libro se llegan a hacer prácticamente insoportables), estaba por ver si a la hora de la adaptación se apostaría por – como en la novela- dar un mayor peso a las relaciones sentimentales o, si bien, se intentaría equilibrar la balanza para contentar así al mayor número de público posible. La elección tomada ha sido la segunda y los resultados no han podido más satisfactorios para el conjunto.
Tenemos “En Llamas” una película continuista respecto a los visto en “Los Juegos del Hambre”, pero que a la vez ha sabido solventar de manera satisfactoria todos los males de los que adolecía la primera entrega. El resultado es que nos encontramos con una cinta levemente superior a su antecesora y que a la vez sabe pulir (que no eliminar) los defectos presentes en la novela. Novela que esta vez está reflejada en su totalidad en la pantalla. La película es una adaptación fiel a todos los aspectos (incluso diálogos) presentes en el libro. Si bien – lógicamente- hay partes que se han excluido, estas no se echan en falta, ya que no son trascendentes para el devenir de la trama o el desarrollo de los personajes.
Así las cosas, no encontramos ante más de dos horas de una película que se puede dividir en tres partes. La primera de ellas está centrada en el Tour de la Victoria: el viaje anual que los vencedores de los juegos deben hacer a lo largo de los distritos. Son una serie de escenas en las que se deja entrever la situación de tensión que se vive en Panem tras la insubordinación de Katniss. Es una trama rápida y atractiva (se va al grano desde el primer minuto) que, sin embargo, pena bastante en una serie de burdas reflexiones sobre la opresión de los pueblos y en ciertos diálogos amorosos un tanto ridículos.
Más problemas sufre la segunda parte de la cinta, centrada en la preparación de los nuevos juegos. Todas las cosas que se enseñan aquí se antojan repetitivas respecto a lo visto en la primera película. Aunque las diferentes escenas se intentan resolver de manera lo más rápida posible, el conjunto de todo este segundo sector se siente demasiado extenso, afectando la atención de un espectador ansioso por llegar a la parte vital de la película. Lo positivo de este excesivo estiramiento, es que solventa uno de los mayores males que sufría la saga hasta el momento: el desarrollo de un mayor número de personajes de cara a la competición. Aunque trazados básicamente, la introducción de individuos como Finnick, Johanna o Beetee, será un pilar básico para posteriormente desarrollar unos juegos mucho más complejos que los vistos en la anterior cinta.
Dichos juegos compondrán la base de la tercera parte en la que se puede dividir “En Llamas”. Es una competición donde – por fin- se puede sentir que los protagonistas se encuentran en un entorno hostil y peligroso (al contrario de lo que ocurría en “Los Juegos del Hambre”). El drama romántico queda reducido a la mínima expresión (y, sin embargo, es cuando más creíble se hace) primando la acción y la lucha por la supervivencia. Seguramente se trate de la parte más atractiva de la película y a la que pocas pegas se puede poner. La traca final sirve de colofón y de gancho de lo que está por venir.
No es perfecta “En Llamas”. Hay que entender que la película y la saga están dirigidas preferentemente a un público adolescente y juvenil, con lo que las tramas y los conflictos morales y políticos son bastante descafeinados en comparación con otras obras distópicas parecidas pero más adultas. Estamos ante un concurso salvaje donde, sin embargo, los personajes no transmiten ningún tipo de duda o locura. Los bandos enfrentados (Capitolio – Distritos) están demasiado orientados hacia el mal y el bien respectivamente, echándose en falta algo más de ambigüedad en sus personajes. Algo semejante ocurre con los temas sentimentales, que si bien el hecho de no tener que desarrollarlos desde cero ayuda, siguen siendo bastante simplones. Aún así, a pesar de estos pequeños problemas, la película es un producto bastante destacable y correcto si se tiene en cuenta el público objetivo. Bienvenida sea esta película si a raíz de ella alguien descubre a Orwell y a su “1983”.
Respecto al futuro se abren de nuevo las dudas. Si bien el resultado de la segunda parte es notablemente satisfactorio para lo que cabía esperar, habrá que ver cómo se plantean la adaptación del tercer y último libro “Sinsajo”, que por cuestiones económicas ha sido dividido – innecesariamente vistas las buenas adaptaciones que se han hecho de las dos primeras novelas (de misma extensión)- en dos películas. La respuesta en un año. Eviten perder el juicio con la espera.
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