Crítica originalmente publicada en Hello Friki. VER
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Si hablamos de Alfonso Cuarón, a la gran mayoría de personas seguramente les venga la cabeza la fantástica película que realizó de Harry Potter: “El Prisionero de Azkaban” (2004) tildada por algunos como la mejor de toda la saga. Algunos menos lo recodarán por la obra con la que consiguió darse a conocer: “Y tu mamá también” (2001), que si bien muchos no acertarán con su trama, bien rememorarán a una Maribel Verdú bastante ligera de ropa. Pero indudablemente, si por algo hay que recordar a Cuarón, es por la que es su mejor obra “Hijos de los Hombres” (2006), adaptación del libro de P. D. James “Hijos de Hombres” (1992) y una de las mejores cintas distópicas creadas hasta la fecha.
Siete años han pasado desde el estreno de esta magnífica obra hasta el lanzamiento de su nuevo trabajo “Gravity” (2013), película que, desde su primera proyección en el Festival de cine de Venecia, ha generado una oleada de sobresalientes calificaciones tanto por parte del público como de la crítica especializada. Algunos, como James Cameron – el redescubridor del 3D cinematográfico- han llegado incluso a asegurar que “Gravity” es la ‘mejor película espacial jamás hecha’. No seré yo quién se meta en este barrizal a opinar sobre si el conocido director de “Titanic” (1997) y “Avatar” (2009) tiene razón en su declaración – “2001” (Stanley Kubrick, 1968) es una película que genera mucha controversia entre el público- pero lo que sí está claro, es que toda esta serie de reacciones de cineastas y reconocidos críticos ha ido generando una gran expectación de cara al público.
Buena culpa de ello lo tienen también una serie de espectaculares traileres que, de manera muy escueta, han ido presentando la trama de la película. A una altura de seiscientos kilómetros, “Gravity” nos narra la historia de supervivencia del veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney) y de la científica Ryan Stone (Sandra Bullock). Una lluvia de basura espacial destruirá su trasbordador espacial, quedando ambos incomunicados y con escasas opciones de regresar a la Tierra. Solos, en el inmenso vacío y con las reservas de oxígeno al límite, Kowalsky y Stone deberán ingeniárselas para sobrevivir y encontrar un camino que les permita volver a casa.
Lo que Cuarón hace con “Gravity” es desarrollar una historia de superación llevada al extremo en un escenario poco común como es la órbita terrestre. Una aventura espacial cuyo principal valor es el tratamiento realista que se da a la trama, algo no muy usual en un género más acostumbrado a marcianazas y blockbusters de escasa base científica y física. Respetando las leyes y la lógica de tan inhóspito lugar, la historia que se desarrolla es de carácter lineal y sencilla (no es posible hacerla de otra manera), algo que Cuarón compensa generando una constante sensación de tensión y peligro. El mexicano maneja muy bien los tiempos, evitando alargar las escenas más de lo debido, ofreciendo pausas para no saturar con el drama, y proporcionando la información vital con cuentagotas. Efectivos trucos que entrelaza de manera maestra y a través de los cuales introduce varias sorpresas para jugar con el espectador.
Pero lo verdaderamente destacable de “Gravity” es su apartado visual. Es una película técnicamente impecable, exquisita y con un acabado hermosamente realista. La inmensidad del planeta y del espacio queda plasmada majestuosamente en la pantalla, donde se juega constantemente con las profundidades y las distancias entre objetos. Aspectos que se ven reforzados por el uso del 3D que, seguramente por primera vez en una película, sirve para realmente reforzar la experiencia visual del público. Es algo que se puede observar notablemente en las escenas en primera persona donde parece que uno se mueve dentro de un entorno tridimensional. Sigue el 3D sin ser la revolución cinematográfica que nos intentan vender – de hecho sigo opinando que no es más que un sacadineros- pero hay que reconocer que en este caso, ayuda a generar espectacularidad en el apartado técnico y visual.
Y en todo este entramado se mueven los dos protagonistas de “Gravity”, reputadas estrellas de Hollywood que realizan unas notables actuaciones. El personaje de Kowalsky, interpretado por George Clooney, cumple efectivamente con su cometido. Como experto astronauta sabe mantener la cabeza fría ante la dramática situación y consigue aliviar la tensión con su carácter cómico. El polo opuesto es la doctora Stone, inexperta científica que se ve envuelta en la tragedia en su primer viaje espacial. El personaje encarnado por Sandra Bullock, va evolucionando efectivamente a lo largo de la película desde la más que comprensible desesperación, hasta el necesario control de sus impulsos. Quizás, lo más feo de su personaje, son algunos ridículos diálogos sentimentales que tiene consigo misma y que perfectamente podrían haberse omitido.
Visualmente preciosa, técnicamente perfecta, narrada de una forma muy efectiva y con dos protagonistas encomiables. Aspectos que se engrandecen los unos a los otros y que dan como resultado una película notable, que asfixia al espectador en su desarrollo y no le permite respirar hasta que aparecen los créditos. No es un punto y aparte en el séptimo arte como muchos ‘entendidos’ apuntan. Es solo una película muy bien hecha por un director muy bueno en su trabajo. Ni más, ni menos.
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